Yo llevo desde Enero viviendo en setenta y nueve kilómetros de despertares ilusionados. 79 kilómetros deseando que todo salga bien, porque hace tiempo que deseché planificar el tiempo que pueda plantarse delante de mí. Es absurdo, el tiempo que pueda planificar siempre es mucho peor al que vivo realmente.
Ya está ahí cerquita. Y un escalofrío de un sentimiento extraño cruza mi cuerpo desde los pies a la cabeza. Tengo miedo, porque al fin he comprendido que lo más bonito de esta vida no está escrito en ninguna fecha, ni previsto en ninguna parte. Lo más bonito de esta vida, lo que más deseas, lo que más ansías, lo que más te llena, lo que más quieres, llega cuando menos te lo esperas.

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