Desde tan lejos... nunca pensé que razonaba como el resto de la gente. Desde tan lejos, nunca imaginé que pudiera acercarme tanto al presente.

lunes, 10 de septiembre de 2007


Podría hablar con ella durante horas y horas, podría decirle cosas sin sentido, podría decirle cosas con sentido. Podría intentar convencerla. Podría intentar meterme en su piel durante al menos un minuto. Podría abrazarla, acariciarla durante un tiempo infinito. Podría sostenerla en mi cabeza y dejar que campara a sus anchas por ella, girando y girando en vueltas sin fin. Podría escucharla eternamente, y cada día, todos los días, me daría una lección de vida.

Ella me enseña a ser constante, a ser responsable, a querer, a sentir. Y día a día sus palabras se transforman en lecciones. Y día a día sus minutos enseñan a mis horas, a ser valientes, a mirar hacia delante, a mirar a los ojos, a decir mil veces te quiero sin que el tono o las dos palabras pierdan el significado que en tan pocas vocales describen tantos segundos.

Sin duda su valentía no tiene comparación ninguna. Sin duda, su presencia basta para llenarme en un solo instante. Sin duda, un abrazo suyo merece toda una vida.

Hace nueve meses que lo dije. Hace más de dos años que lo siento.
Y me falta el resto de la vida para vivirlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sólo cerrar los ojos y sentir que sale de tus labios la última frase que has intercambiado conmigo, hace que me recorra algo que me eleva a otro mundo completamente diferente a todos los estereotipos habidos y por haber.

Hace nueve meses que lo dijiste; y hace nueve meses que la vida es de colores. Hace más de dos años que lo sientes; y hace más de dos años que vivo en una ilusión espectacular en mis entrañas. Y hace seis meses que en esas entrañas sólo puede vivir algo tan bonito, sincero, sencillo, bondadoso y blanco de momento que hace que cualquier tropezón en el camino, cualquier barrera en la que haya que saltar más de dos metros, cualquier puerta con mil candados que hay que superar para llegar al final del día pueda abrirse de manera tan fácil... Un abrazo. Un beso.

Te quiero. Es una palabra tan dicha por el universo. Tan comúnmente escuchada a lo largo de cualquier paseo, por cualquier lugar. Pero a veces tiene un significado especial en cada momento vivido, cuando la mirada del ser del que sale lo dice de manera que te hace elevar al más alto nivel de ternura.

Hablar durante segundos, minutos, horas. No podría dejar de contarte cada respiro, cada ilusión, cada anécdota, cada situación, cada movimiento, cada sensación. Siento la necesidad de contarte, de transmitirte para que sólo por unos segundos en los que cierres los ojos puedas llegar a sentir lo que es esto, lo que significa un ánimo, un desánimo, un golpe, un llanto. Conseguirlo es un reto que sobrepasaremos.

Y me falta el resto de los nueve meses para expresártelo.